La derrota ante el Sevilla (3-4) deja al Madrid quinto en la tabla y a nueve puntos del Barca
Tras la victoria el pasado sábado del Barcelona sobre el Valencia (4-0), el Real Madrid necesitaba ganar en el Santiago Bernabeu al Sevilla si quería mantener intactas sus aspiraciones en la Liga, pero esta vez el espíritu luchador del conjunto blanco no fue suficiente para derrotar a un Sevilla que en todo momento plantó cara al Madrid y no se derrumbó pese a la remontada madridista tras el descanso. Eso y las decisiones del árbitro del encuentro, Bernardino Vázquez, que no señaló dos claros penaltis sobre Higuaín acabaron con un Real Madrid, que viaja al Nou Camp con una desventaja de 9 puntos sobre el F.C. Barcelona, actual líder y su próximo rival en Liga.
La lluvia caía con fuerza sobre el césped del Santiago Bernabeu cuando a eso de las 21:00h de la noche hizo su aparición por el túnel de vestuarios un Real Madrid que saltaba al terreno de juego con la esperanza de conseguir una importante victoria ante el Sevilla que le mantuviese aún vivo en la lucha por el título de Liga, antes de viajar a Barcelona para enfrentarse a un Barça que cuenta sus partidos por victorias desde hace ya muchas semanas.
Comenzó bien el Madrid, intimidando al contrario en los primeros compases del encuentro, pero no duraron demasiado esas buenas sensaciones en el Bernabeu. Tras dos ocasiones fallidas, que parecían aventurar que el equipo al menos había salido con la decisión y empuje de otros días añorados, y cuando aún los aficionados no se habían puesto ni los chubasqueros ni habían ocupado su localidad, llegó el primer gol del Sevilla (Audio). Era el minuto 3 de partido y el equipo visitante, como últimamente suele ocurrirle al Madrid ya se ponía por delante en el marcador, merced a un gol del brasileño Adriano que aprovechaba un despiste de la defensa blanca y una cantada de Iker Casillas, que no pasa por su mejor momento, para meter el miedo en el cuerpo a la hinchada madridista.
Adriano eufórico tras su gol ante el Madrid
Con el mazazo del gol encajado, el Madrid se levantó y emprendió la lucha, pero pronto se vio que ese ejército no tenía ni pies ni cabeza para reaccionar y ponerse al frente de la batalla. Así, las carencias del equipo no tardaron en salir a la luz sobre el mojado césped del Bernabeu en cuanto el Sevilla decidió darle la pelota y esperar atrás un posible contragolpe que le diera el gol de la tranquilidad. La banda derecha un partido más estaba huérfana porque ni Higuaín, un jugador de área y no de banda, ni Salgado, demasiado curtido para correr tantos kilómetros, intimidaban al rival por lo que sólo un motivadísimo Robben hacia daño por la izquierda.
El juego del Madrid era muy previsible y pausado. En el centro del campo nada parecía ir mejor que en los costados, Guti intentaba dominar el juego pero sus socios en la zona de mediocampo se empeñaban en llevarle la contraria una y otra vez. Van der Vaart, el fichaje estrella del verano, pronto se borró del partido sin saber que hacer ni donde ir y Gago muy retrasado, tanto que parecía un central más, no estaba por la labor de ayudar a Guti en la creación. En estas estábamos, cuando apareció por la portería sevillista el capitán del Real Madrid, Raúl González, ese del que algunos dicen que no hace nada, para aprovechar un centro de Sergio Ramos y marcar de un cabezazo tan complicado como eficiente el gol del empate (Ver video abajo). Un tanto con el que la afición merengue respiró de nuevo tras el duro golpe recibido en los primeros instantes del choque.
El empate, sin embargo, no mejoró el juego del Madrid sino que más bien tuvo el efecto contrario. Como suele pasar, desde que se inició esta temporada, el equipo se confió y se relajó tras marcar el 1-1 y, como suele pasar, esto lo aprovechó el contrario para adueñarse de la pelota y del partido. Pronto se dieron cuenta los jugadores sevillistas de la caída de brazos de los madridistas y se fueron a por el partido sin pensárselo dos veces, y no tardaría esta decisión en dar sus frutos ante un Madrid que no encontraba su sitio en el campo. Dos minutos después del gol de Raúl, una falta botada por Renato fue cabeceada, ante la preocupante pasividad de la defensa blanca, por Romaric de forma tan implacable que nada pudo hacer Casillas para evitar el segundo tanto sevillista (Audio).
El delantero del Sevilla, Kanoute, fue el mejor del partido
Con este gol comenzaron a llegar desde la grada los primeros pitos de una afición un poco harta del mal juego de su equipo y que manifestaba así su descontento con los jugadores, el cuerpo técnico y especialmente con el presidente del club. Esto no hizo sino aumentar la tensión y los nervios sobre el campo, algo que el Sevilla aprovechó, de nuevo, para aumentar proporcionalmente su dominio sobre el juego. El árbitro se comió un puñetazo de Schillaci sobre Gago y en la jugada siguiente el marfileño Kanoute aprovechaba un error monumental de la zaga madridista para empujar el balón suavemente a la red y poner el 1-3 en el electrónico (Audio). Y fue en este momento cuando el público asistente al bochorno y a la agonía blanca se puso en pie y se giró hacia el palco presidencial para gritar un sonoro «¡¡Calderón dimisión!!» que se prolongó hasta que los jugadores del Madrid enfilaron el vestuario tras el termino de una primera parte para olvidar.
Dos penaltis no pitados, una expulsión polémica y más gritos contra Calderón
En la segunda parte salió el Madrid con otro espíritu y con otro ánimo. Schuster decidió dejar en la caseta a Van der Vaart, inexistente durante la primera mitad, para dar entrada a Royston Drenthe e intentar así dar más alegría al juego por las bandas. Y parece que lo consiguió, porque el equipo salió en tromba, con Robben colocado en la derecha, su sitio natural, desbordando continuamente y poniendo en jaque a la defensa sevillista y con Higuaín y Drenthe moviéndose sin parar por las zonas de ataque.
Fue Higuaín el que pronto demostró la mejoría del conjunto de Chamartín. Primero con un tiro cruzado que se marchó por poco cerca del palo derecho de Palop y después con una internada en el área en la que un defensa sevillano acabó agarrándole ante los mismísimas narices del colegiado que ante la sorpresa general no pitó penalti, ahí comenzaban los errores de Bernardino González Vázquez, en una noche en la que el árbitro gallego no acertó cuando tuvo que acertar y perjudicó al Madrid de una manera clamorosa.
González Vázquez estuvo mal de principio a fin
Los de Schuster no se vinieron abajo y siguieron con su acoso y derribo ante un Sevilla sorprendido por la reacción madridista. El público también se dio cuenta de este cambio de actitud y cambió los silbidos y los gritos de dimisión por los cánticos y los aplausos en un intento por animar a un equipo que mantenía la fe en una posible remontada. Y esta fe tuvo sus resultados, Higuaín con un fuerte trallazo desde fuera del área cogía desprevenido a Palop y recortaba distancias en el marcador (Ver video abajo), metiendo de nuevo al equipo en el partido. El Madrid estaba lanzado, y su entrega recordaba al de las grandes remontadas conseguidas durante la temporada de Capello en el banquillo merengue. Dos minutos después, exactamente en el 67, la alegría llegó a la grada, Guti sacaba una falta desde la derecha y Gago anotaba de cabeza su primer gol en Liga con el Madrid, un gol que valía el empate a tres (Audio) y que dejaba las cosas muy bien para el Madrid que acababa de remontar un 1-3 en apenas cinco minutos.
La remontada completa parecía ahora más cerca con un Real Madrid volcado sobre la portería del Sevilla y con una afición que ya había olvidado el mal juego de la primera parte y que ahora estaba entregada con el equipo apoyándole incansablemente. Primero Salgado estuvo a punto de poner por delante al Madrid, pero el balón se estrelló en el palo y después fue Higuaín el que lo intento tras rematar una pelota que Marcelo, que no pudo parar nunca a Navas en su banda y que no estará en el Nou Camp por acumulación de tarjetas, había colgado desde la izquierda, pero el milagro no llegó aunque el Madrid no cesó en provocarlo. De nuevo, el «Pipita» tuvo en sus botas el cuarto gol para los merengues pero el balón se estrelló en el travesaño de la portería defendida por Palop, que en esa jugada cometió un penalti clamoroso sobre el delantero argentino, que nuevamente González Vázquez, desde hoy incluido en la listas de árbitros nefastos, se olvidó de señalar ante las protestas de los jugadores blancos. Pero no quedó ahí, la actuación del «gran» Bernardino porque como consecuencia de su fallo, Robben, indignado con la actuación arbitral, realizó una dura entrada sobre un defensa sevillista, que posteriormente protestó injustificadamente, ganándose una tarjeta roja que dejó al Madrid con 10 y acabó inclinando la balanza del choque a favor del Sevilla.
El árbitro se comió dos claros penaltis sobre Higuaín
Con un hombre más sobre el campo y con Capel totalmente fresco sobre el césped el Sevilla esperó su momento para hundir al Madrid en el pozo. Este llegó en el minuto 83 cuando una contra bien dirigida por Kanoute, el mejor de los hispalenses durante el encuentro, fue perfectamente ejecutada por el brasileño Renato que disparo a puerta sin encontrar la oposición de Casillas y puso el 3-4 definitivo (Audio). El Madrid aún tuvo tiempo para empatar y lo intentó, pero un Palop inspirado evitó el tanto de Raúl en las postrimerías del encuentro. No hubo tiempo para más fútbol, aunque si para más gritos de «¡¡Calderón dimisión!!» a pesar de que la megafonía del estadio intentará, poniendo el himno a todo volumen, silenciar a una grada cansada de la mala gestión de su presidente al frente de un club que se merece algo más que un quinto puesto en la clasificación.
El gol de Renato hundía al Madrid y le dejaba a nueve puntos del Barça
Y ahora espera un Barcelona en racha y que es líder de la Liga con nueve puntos de ventaja sobre el Madrid, sin duda, el partido del sábado es importantísimo para un equipo que de perder en el Nou Camp puede decir definitivamente adiós al título cuando apenas se han jugado 15 jornadas del campeonato. Y no sólo eso, sino que una nueva derrota puede suponer la destitución de Bernd Schuster como entrenador blanco y al mismo tiempo cargar de razones a todos aquellos aficionados que, este domingo frente al Sevilla, pidieron a gritos la dimisión del presidente del Real Madrid, Ramón Calderón.
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